Cervantes no está fino

Diego Cervantes, portavoz de Izquierda Unida en el Ayuntamiento de Almería, se caracteriza por tener un verbo fácil con el que suele acorralar a su contrincante político, pero también es verdad que con demasiada frecuencia acude a la imputación de delitos sin más pruebas que su fina intuición.

A quien ataca con más vehemencia es a Juan Megino, no sólo porque sea “de derechas”, sino porque el área que dirige, Urbanismo, se la tiene trillada el propio Cervantes.Ha llamado a Megino “mequetrefe”, y le ha criticado que siempre toma decisiones con informes jurídicos que la avalan.

Claro que si uno no sabe qué significa “mequetrefe” puede pensar que le llama ladrón, estafador o quién sabe qué cosas, cuando en realidad quiere decir “hombre entremetido, bullicioso y de poco provecho”.

Lo que de Megino actúa en base a informes jurídicos no sería criticable, si a eso no añadiera Cervantes que siempre se los hace el mismo funcionario, como dando a entender que... ¿que ha intentado dar a entender el edil de Izquierda Unida? ¿que han entendido ustedes? Pues eso mismo es lo que entendemos todos, que está formulando una grave acusación de la que no aporta ninguna prueba, ninguna.

Cervantes debería ir al juzgado si realmente ha querido decir lo que cualquiera cree entender de sus palabras, y si no va, que sepa que es obligación de cualquier ciudadano denunciar los delitos que conozca, y en su caso, que es una autoridad, más aún. Pero eso ya lo sabe él.Judicializar la vida política es acudir a los tribunales a dirimir responsabilidades políticas, pero cuando se acusa de delitos, hay que ir al juzgado.

Caiga el concejal, caiga el funcionario, o caigan los dos. O tendremos que pensar que es un infundio, o que pretende proteger a alguien.Al final, después de decirse este tipo de cosas, los políticos no tienen empacho en compartir mesa. Cosas veredes buen Sancho.