Saharauis entre nosotros

Los niños que han sido recibidos en la Diputación y el Ayuntamiento de Almería, son hijos de una patria que nunca han conocido. Han nacido en el exilio, en medio de un desierto en el que ni las serpientes sobreviven y al que llaman Infierno.Son condiciones muy duras para el desarrollo físico, intelectual y emocional de unos críos, pero no lo son menos para sus padres, que llevan un cuarto de siglo en la esperanza de que Marruecos acate la legalidad internacional, y de que España cumpla su compromiso como expotencia colonizadora siendo ella la que lleve a cabo el referendum para la autodeterminación de la República Arabe Saharaui Democrática.Ante la voracidad marroquí y la dejacción española, se levanta la solidaridad andaluza -principalmente- con el pueblo saharaui, y por eso sus hijos llegan cada verano gracias a Amigos del Pueblo Saharaui, para pasar unas vacaciones en paz. Mientras disfrutan de lo que tenemos entre sorpresa y sorpresa, reciben atención médica entre otras, para que vuelvan mejor de lo que vinieron.Salvando las distancias -que es verdad que son muchas- hay otro grupo de chavales que está en estos días por Almería. Estos llegan de Cataluña, son a efectos legales catalanes, pero sus padres son andaluces que un día tuvieron que liar el petate y emigrar.Es decir, estos niños -algunos no tanto- son catalanes forzados por las circunstancias de una Andalucía depauperada a conciencia durante siglos, y seguramente se siente catalanes porque a día de hoy la imagen de la Andalucía que conocen es aquella que les cuentan sus padres, o aquella que a día de hoy sigue difundiéndose en determinados medios de comunicación (Canal Sur entre ellos).Ojalá podamos ver el día en que los saharauis regresen a su patria en libertad, y que los andaluces que están en Cataluña y en el resto del mundo, así como sus descendientes, puedan volver a la suya.