El cuento del alfajor

Se paseó por las aguas de Cabo de Gata con su novio en un barco que les prestó un amigo, aunque se daba la circunstancia de que el barco no era de ese amigo, sino de todos los andaluces; pero a lo que vamos, que el sitio le gustó tanto que cuando luego la hicieron ministra -esas cosas pasan- y a su novio (o ya no -que esas cosas pasan-) lo mandaron lejos para que no incordiara con sus cosas de “niño-vicente” -esas cosas también pasan- a ella no se le ocurrió otra cosa -es que con todo transferido a las autonomías su ministerio no tiene mucho trabajo, que también pasa- que decir que un hotel que se iba a hacer allí era una barbaridad, que era ilegal y que había que echarlo abajo, así que el gobierno andaluz, ejerciendo de mandao del gobierno de Madrid -es lo que pasa- mueve Roma con Santiago para obedecer, y al final acaban encontrando una excusa para ejecutar las ordenes, y la consejera Coves que decía que era legal el hotel ahora sostenía lo contrario -ni ella sabe qué le pasa-, pero es que es más, llega otro compañero que manda mucho -aquí, claro- y dice que para compensar a Carboneras van a instalarse dos empresas de capital andaluz, y de ese regalo de Gaspar (Zarrías) Coves reconoce que tampoco sabe nada -es lo que tiene la sinceridad- por lo que aquello comienza a oler mal, así que el alcalde del sitio, a la sazón del mismo partido que todos los anteriores -la ministra, el ex novio, el que prestó nuestra barca, el rey mago, la consejera y un señor que pasaba por allí- dice que al menos se compense al pueblo permitiéndole que una central térmica no siga adelante con su tercer ciclo, que en su opinión es lo que realmente daña a Carboneras, pero todos miran para otro lado, incluso cuando pide el indulto avalado por 12.000 vecinos por otra historia que nada tiene que ver con esta, así que al final se queda sin hotel, con la central térmica, y sólo falta que no indulten al alcalde... el cuento del alfajor.“Traga que traga que traga toi tragantao” que dirían Reincidentes.